
hasta que mi cuerpo salga a flote
y puedas ver la flor
que escondían los otoños sin podar
de una plaza que tenia paredes
para que no nos encontremos
cuando el reloj de los rostros
marcase los números redondos del gusto
y así como desde trenes diferentes
arrojamos nuestra cabeza al futuro
para que al menos el alma lenta
tropiece con aquellos labios rellenos de agua.
27/02/06